Los métodos más antiguos para enfriar son la evaporación, como en el caso del bojito (proceso adiabatico), o la utilización del hielo o la nieve, naturales. Para la preparación de refrescos o agua fría, se bajaba nieve de las montañas cercanas (a menudo por las noches) que se guardaba en pozos de nieve y, en las casas, en armarios aislados, que por esa razón se llamaban neveras.
También se aplicó desde muy temprano el método de refrigeración por agua sin cambio de estado, en procesos fabriles o incluso para enfríar bebidas (poniendo los envases en un pozo o en el agua del río).
En 1553, Blas de Villafranca, un médico español, afincado en Roma publicó un libro: Metodo refrigerandi ex vocato sale nitro vinum aquamque ac potus quodvis aliud genus, cui accedaent va ria naturalium rerum problemata, non minus jucunda lectu, quam necesaria cognitu, en el que trata de la refrigeración del agua y el vino mediante la mezcla de sal y hielo, para bajar su temperatura de deshielo, usando por primera vez la palabra refrigerar.
En resumen, dependiendo de los fines, la refrigeración puede hacerse de varios modos:
- Mediante un fluido que lleva el calor sin cambio de fase (por ejemplo, en un motor térmico, en el que emplean como refrigerantes aire o agua)
- Aprovechando el calor de cambio de fase (calor latente) de un fluido, y esto mediante dos sistemas distinto.
- Evaporando un fluido (normalmente agua) y disipando el vapor en el ambiente exterior (desde el botijo hasta la refrigeración de procesos fabriles, como la producción de electricidad)
- Mediante la evaporación de un fluido en un circuito cerrado y posterior condensación, por medio de una energía externa, para repetir el ciclo (sistemas de refrigeración de espacios)
- Otros métodos: como mediante una sustancia fría, antiguamente el hielo y hoy en día lacriogenia, con nitrogeno líquido o mezcla de sustancias, como sal común y hielo; mediante un par termoelectrico que genera una diferencia de temperatura.
- Por efecto magnetocalórico, posibilidad aún en investigación y sin aplicación comercial, que consiste en utilizar el efecto magnetocalorico.
Por otro lado, el Protocolo de Kyoto hace necesario un aumento del rigor en la aplicación y la investigación de nuevas técnicas ya que la mayoría de los sistemas de refrigeración y de aire acondicionado usan una considerable cantidad de energía y por lo tanto contribuyen ya sea directa o indirectamente al calentamiento global.
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